¿Y?

Eso digo yo. ¿Y?

¿Y a qué viene este título? Pudiera parecer que me he entregado al minimalismo constructivo, al arte de decorar en vacío, pero no es así, porque todo escritor que se precie debe, al menos una vez en la vida, incluir la intervención de uno de sus personajes en un diálogo en el que aparezca la citada conjunción copulativa. Como hace, por ejemplo, la argentina Mariana Enríquez en uno de sus relatos, que acabo de leer.

«–Por nada, porque está abandonada.

–¿Y?».

Y ahí queda todo condensado, en esa pregunta desnuda con la que parece reprochar al otro alguna estupidez o con la que manifiesta su indiferencia. Solo falta que se encoja de hombros, un tono pertinente y habremos completado la escena.

¿Y? Esta pregunta tan compleja resquebraja toda nuestra existencia.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio