¿QUIÉN QUIERE SER MILLONARIO?

Me quedo de color amarillo ante la pregunta de un concurso televisivo. Hay que elegir entre cuatro respuestas: blanco, negro, morado o amarillo. La concursante no tiene ni idea. No solo denota su ignorancia sobre una realidad cotidiana, sino, de rebote, su aparente despreocupación medioambiental.

Participa en el concurso «¿Quién quiere ser millonario?», un clásico de televisión que antaño presentaba Carlos Sobera y que ahora corre a cargo de Juanra Bonet. Frente a él, una diva española de la ópera que se enfrenta a la complicada pregunta: «¿De qué color son los contenedores para reciclar envases plásticos en España? 

Lo desconoce. O, quiero pensar, los nervios la traicionan.

Sin embargo, entre el cielo y el suelo hay un abismo. Tal vez, quien vive en un mundo de ángeles cantores se encuentre a demasiada altura para contemplar al detalle lo que hay debajo.

Seguramente, no esté acostumbra a salir a la calle a tirar la basura o a depositar en su propia cocina las botellas vacías de leche o las peladuras de los langostinos. Todo pudiera ser y no hay que ser exigentes, pero extraña más pensar que no se haya enterado de que existe un planeta necesitado que demanda aprenderse todos los colores.

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