En todos los oficios hay rencillas, peleas y recelos entre micifuces y marramaquizes, como en La Gatomaquia de Lope de Vega, que, por cierto, tenía su propia gatomaquia con Góngora, lo mismo que éste la tenía con Quevedo.
En el mundo literario, casi todos los escritores creen que escriben bien y mejor, y que su obra debería al menos vender un millón de ejemplares.
Surgen discrepancias.
Y entonces los escribidores y los escritores adoptan diferentes puntos de vista. Dentro, en las honduras de sus imaginaciones y pensamientos, comienzan a crecer seres monstruosos, oscuros endriagos, homúnculos peligrosos.
Y empiezan los arañazos.