Es su foto. Se me aparece de pronto en Facebook.
Una foto de ahora y no la foto de entonces. El idealismo de ayer tenía los ojos vendados o, quizá, es que las pupilas se recreaban en otras formas más provocativas.
También las tímidas y escasas palabras que nos dijimos han cambiado. Antes servían todos los matices y no era necesario profundizar en sus adentros. El mundo era redondo.
Los años –han pasado más de cincuenta– nos han construido de un modo distinto los pensamientos, y la mirada de la infancia se ha perdido en la reflexión madura del presente.
Su foto es un rectángulo en color, pero nuestra historia en común dejó de ser redonda y ha sido siempre un mundo cuadrado en blanco y negro.