BANDERAS

ME SOBRECOGE EL MUNDO DE LAS BANDERAS, ese mundo reducido al que se apegan tantos para sentir su orgullo y patriotismo. Pero es que hay tantas banderas como hormigas y hormigueros (entiéndase la hipérbole). Muy poco dicen de mí, por mucho cariño y apego que pueda tener a la nación donde he nacido y donde vivo o al equipo deportivo que me gusta. Si hubiera visto la luz en otro lugar del planeta, sería otra mi bandera.

¿Entonces?

¿Es que tendré que ser tan minúsculo para que una bandera, un símbolo accidental en mi vida, condicione mi esencia y pensamiento y me transforme?

No hay bandera más grande que el universo.

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