ALAS EN EL TIEMPO

En París hay una plaga de ratas y de chinches, pero en el Sena las barcazas de los turistas se miran en las dos torres de Nôtre Dame, aún en obras. Llegan las Olimpiadas al Louvre y Da Vinci se estremece en la sonrisa de su dama más famosa y contemplativa. Bouguereau, en el Orsay, pone estampas de fascinación sobre las pupilas de Venus, que posa en su desnudez sensual para los visitantes. Largas filas ascienden la pendiente del Sacre Coeur y contemplan la ciudad de la luz a lo lejos.

Sentado en un café de Montmartre, observo rostros de fascinación mientras anoto en mi diario esa palabra que me conmueve.

Después, me subo al avión y regreso.

6 comentarios en “ALAS EN EL TIEMPO”

  1. Las plagas y su desasosiego y la belleza y su luz – siempre en competencia – contrapuestas a vuela pluma por un estoico-epicuro (más lo segundo) disfrutando de París.

  2. París, la ciudad que brilla a pesar de todo. Da igual que veas la luz o te rodees de la más absoluta oscuridad. Al final su brillo te cegará.
    Buen regreso. Ahora, supongo, a adaptarse a la realidad de nuestra rutina.
    Un abrazo
    Rosa

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