Hay adolescentes tímidos que esconden sus poemas de amor rosa y melancólico para que nadie descubra sus apasionados sentimientos. Hay diarios que se guardan debajo de los colchones o en el apartado secreto de un cajón para que no caigan en manos indiscretas. Hay primerizos libros que alguien escribe, novelas y relatos, que permanecen siempre inéditos.
Ha habido muchos escritores, que hoy forman parte de las Historias de la Literatura, que empezaron así. Es el caso de Emily Dickinson, la poeta estadounidense que vivió en el siglo XIX y que apenas llegó a publicar nada. Solo unos cuantos poemas salieron en un diario local y en una antología, mientras que el resto de su producción quedó oculta en cuarenta cuadernos que descubrió su hermana Vinnie en su habitación tras la muerte de ella en 1886. Emily escribía en secreto.
Hay escritores que nunca serán escritores. Pero esto tiene doble interpretación.